Título: Huerta grande
Subtítulo: Material de difusión interna sobre temática teórica de 1972
Fecha: 1972
Temas: Anarquismo Especifismo FAU Ideología Latinoamérica Uruguay
Fuente: Recuperado el 26 de mayo de 2013 desde federacionanarquistauruguaya.com.uyPara entender lo que pasa (la coyuntura) hay que poder pensar correctamente. Pensar correctamente significa ordenar y tratar adecuadamente los datos que se producen, en montón, sobre la realidad.
Pensar correctamente es condición indispensable para analizar correctamente lo que sucede en un país en un momento dado de la historia de ese país o de cualquier otro. Eso exige instrumentos. Esos instrumentos son los conceptos. Para pensar con coherencia se requiere un conjunto de conceptos coherentemente articulados entre sí. Se exige un sistema de conceptos, una teoría.
Sin teoría se corre el riesgo de pensar cada problema sólo en particular, aisladamente, a partir de puntos de vista que pueden ser diferentes en cada caso. O en base a subjetividad, pálpitos, embalajes, etc.
El partido ha podido evitar graves errores porque se ha pensado a partir de conceptos que tienen un grado importante de coherencia. Ha cometido también errores graves por insuficiente desarrollo de su pensamiento teórico como organización.
Para proponer un programa hay que conocer la realidad económica, política, ideológica de nuestro país. Lo mismo para formular una línea política suficientemente clara y concreta. Si se conoce poco y mal no habrá programa y sólo podrá haber una línea muy general, muy difícil de concretar en cada lugar en que el partido trabaje. Si no hay línea clara y concreta no hay práctica política eficaz. La voluntad política del partido corre entonces el riesgo de diluirse. El “voluntarismo” se convierte en hacer con buena voluntad lo que va saliendo. Pero no se incide de modo determinado sobre los acontecimientos, en base a su previsión aproximada. Se es determinado por ellos y ante ellos se actúa espontáneamente.
Sin línea para el trabajo teórico una organización, por grande que sea, es zarandeada por circunstancias que ella no condiciona ni comprende. La línea política presupone un programa, o sea las metas que se quieren alcanzar en cada etapa. El programa indica qué fuerzas son favorables, cuáles son los enemigos y quiénes son los aliados sólo transitoriamente. Pero para saber eso hay que conocer profundamente la realidad del país. Por eso adquirir ahora ese conocimiento es la tarea prioritaria. Y para conocer se necesita teoría.
El partido necesita un esquema claro para poder pensar coherentemente el país y la región y las luchas del movimiento obrero internacional a través de la historia. Precisamos tener un casillero eficaz para ordenar y jerarquizar la masa creciente de datos referentes a nuestra realidad económica, política e ideológica. Precisamos tener un método para tratar esos datos. Para ver cuáles son los más importantes, cuáles se precisan primero y cuáles después. Para poder así administrar correctamente nuestras fuerzas disponibles para este frente de trabajo. Un esquema conceptual que permita vincular unas cosas con otras según un orden sistemático, coherente y que nos sirva para lo que queremos hacer como militancia del partido. Que nos acerque ejemplos de como trabajar con esos esquemas conceptuales otros que actúan en otras realidades.
Pero el trabajo de conocer nuestro país lo tenemos que hacer nosotros porque nadie lo va a hacer por nosotros.
Aquí no vamos a inventar esquemas teóricos a partir de cero. No vamos a crear una nueva teoría en todos sus términos. Ello es así porque el atraso general del medio y de sus instituciones especializadas y nuestra escasa disponibilidad para emprender esa tarea.
Entonces tenemos que tomar la teoría tal como se va elaborando, analizándola críticamente. No podemos aceptar cualquier teoría a ojos cerrados, sin crítica, como si fuera un dogma.
Queremos realizar una transformación total en nuestro país y no vamos a adoptar para pensar las teoría que han creado los burgueses. Con concepciones burguesas vamos a pensar como quieren que pensemos los burgueses.
Queremos estudiar y pensar el Uruguay y la región como revolucionarios. Entonces entre los elementos que incluyen las diferentes tendencias de la corriente socialista, vamos a tomar siempre elementos de los que mejor nos sirvan para eso: para pensar y analizar revolucionariamente al país, la región u otras regiones y experiencias.
No vamos a adoptar una teoría para ponernos un cartelito de moda. Para vivir repitiendo “citas” que otros dijeron en otros lados, en otro tiempo, a propósito de otras situaciones y problemas. La teoría no es para eso. Para eso la usan los charlatanes.
La teoría es un instrumento, una herramienta, sirve para hacer un trabajo. Sirve para producir el conocimiento que necesitamos producir. Lo primero que nos interesa conocer es nuestro país. Si no nos sirve para producir nuevos conocimientos útiles a la práctica política la teoría no sirve para nada, se convierte en mero tema de charla inconducente, de estéril polémica ideologizante.
El que compra un gran torno moderno y en lugar de tornear se pasa hablando del torno, hace un mal papel, es un charlatán. Lo mismo el que pudiendo tener un torno y usarlo prefiere “tornear” a mano, porque así se hacía antes…
Cabe puntualizar algunas diferencias entre lo que habitualmente se llama teoría e ideología.
La teoría apunta a la elaboración de instrumentos conceptuales para pensar rigurosamente y conocer profundamente la realidad concreta. Es en este sentido que puede hablarse de teoría como equivalente a ciencia.
La ideología, en cambio, consta de elementos de naturaleza no científica, que contribuyen a dinamizar la acción motivándola en base a circunstancias que (aunque tienen que ver con las condiciones objetivas) no derivan en sentido estricto de ellas. La ideología está condicionada por las condiciones objetivas aunque no determinada mecánicamente por ellas.
El análisis profundo y riguroso de una situación concreta, en sus términos reales, rigurosos, objetivos, será así un análisis teórico de carácter lo más científico que sea posible. La expresión de motivaciones, la propuesta de objetivos, de aspiraciones, de metas ideales, eso pertenece al campo de la ideología.
La teoría precisa, circunstancia, las condicionantes de la acción política, la ideología la motiva, la impulsa, configurándola en sus metas “ideales” y su estilo.
Entre teoría e ideología existe una vinculación estrecha, ya que las propuestas de la segunda se funden y apoyan en las conclusiones del análisis teórico. Una ideología será tanto más eficaz como motor de la acción política cuando más firmemente se apoye en las adquisiciones de la teoría.
El trabajo teórico es siempre un trabajo que se sustenta y se basa en los procesos reales, en lo que sucede en la realidad histórica, en lo que pasa. Sin embargo, como trabajo se sitúa enteramente en el campo del pensamiento: no hay conceptos que sean más reales que otros conceptos.
Al respecto cabe puntualizar dos proposiciones básicas:
La distinción entre la realidad existente, concreta, entre los procesos reales, históricos, y por otra parte los procesos del pensamiento, apuntados al conocimiento y comprensión de aquella realidad. Es necesario, para decirlo en otros términos, afirmar la diferencia entre el ser y el pensamiento, entre la realidad tal como es y el conocimiento que sobre ella se puede tener.
La primacía del ser sobre el pensamiento, de la realidad sobre el conocimiento. Dicho de otra manera, importa más, pesa más como determinante del curso de los acontecimientos lo que pasa en la realidad que lo que sobre esos hechos se pueda pensar o conocer.
A partir de estas afirmaciones básicas cabe realizar ciertas puntualizaciones para precisar los alcances del trabajo teórico, o sea el esfuerzo de conocimiento guiado por propósitos de conocimiento riguroso, científico.
El trabajo teórico es siempre realizado a partir de una materia prima determinada. No parte de lo real concreto, de la realidad propiamente dicha, sino que parte de informaciones, de datos y nociones sobre esa realidad. Este material primario es tratado, en el proceso de trabajo teórico, por medio de ciertos útiles conceptuales, de ciertos instrumentos de pensamiento. El producto de este tratamiento es el conocimiento.
Dicho en otros términos. Sólo existen, propiamente hablando, objetos reales, concretos y singulares (situaciones históricas determinadas, en sociedades determinadas, en momentos determinados). El proceso de pensamiento teórico tiene por fin conocerlos.
A veces el trabajo de conocimiento apunta hacia objetos abstractos que no existen en la realidad, que sólo existen en el pensamiento pero que son instrumentos indispensables, condición previa para poder conocer los objetos reales (por ejemplo el concepto de clase social, etc.), En el proceso de producción del conocimiento por lo tanto, se trasforma la materia prima(percepción superficial de la realidad) en un producto (conocimiento riguroso, científico de ella).
El término “conocimiento científico” cabe precisarlo en lo que tiene que ver con la realidad social. Aplicado a esta realidad alude a su comprensión en términos rigurosos, lo más aproximado posible a la realidad tal como ella es.
Queda dicho con esto que el proceso de conocimiento de la realidad social, como el de toda realidad objeto de estudio, es susceptible de una profundización teórica infinita. Así como la física, la química y otras ciencias pueden profundizar infinitamente en el conocimiento de las realidades que constituyen sus respectivos objetos de estudio, la ciencia social puede profundizar indefinidamente el conocimiento de la realidad social. De ahí que sea inadecuado esperar un conocimiento “acabado” de la realidad social para comenzar a actuar sobre ella tratando de transformarla. No menos inadecuado es intentar transformarla sin conocerla a fondo.
El conocimiento riguroso, científico, de la realidad local, de nuestra formación social, sólo se logra trabajando sobre informaciones, datos estadísticas, etc. por medio de los instrumentos conceptuales más abstractos que proporciona y constituyen la teoría. A través de la práctica teórica se busca la producción de esos instrumentos conceptuales, cada vez más precisos y más concretos, que conduzcan al conocimiento de la realidad específica de nuestro medio.
Solamente a partir de una comprensión teórica adecuada, o sea profunda, científica, pueden desarrollarse elementos ideológicos (aspiraciones, valores, ideales, etc.) que constituyen medios adecuados para la transformación de dicha realidad social con coherencia de principios y eficacia en la práctica política.
Una práctica política eficaz exige, por lo tanto, el conocimiento de la realidad (teoría) la postulación armónica con ella de valores objetivos de transformación (ideología) y medios políticos concretos para lograrla (práctica política). Los tres elementos se funden en una unidad dialéctica que constituye un esfuerzo por la transformación social que el partido postula.
Se pregunta: ¿Debemos esperar a un acabado desarrollo teórico para comenzar a actuar? No. El desarrollo teórico no es un problema académico, no parte de cero. Se fundamenta, se motiva y se desarrolla a partir de la existencia de valores ideológicos, de una práctica política. Más o menos ciertos, más o menos erróneos, estos elementos existen históricamente antes que la teoría y motivaron su desarrollo.
La lucha de clases existió mucho antes de su conceptualización teórica. La lucha de los explotados no esperó a la elaboración del trabajo teórico que diera razón de ella para desencadenarse. Su ser, su existencia, fue anterior a su conocimiento, al análisis teórico de su existencia.
Por eso, a partir de esta comprobación básica es que surge como fundamental y prioritario el actuar, la práctica política. Solamente a partir de ella, en su existencia concreta, en las condiciones comprobadas de su desarrollo puede llegar a elaborarse un pensamiento teórico útil. Que no sea gratuita acumulación de postulaciones abstractas con más o menos coherencia y lógica interna, pero sin coherencia con el desarrollo de los procesos reales. Para teorizar con eficacia es imprescindible actuar.
¿Podemos prescindir de la teoría en aras de urgencias prácticas? No. Puede existir, lo dijimos, una práctica política fundada sólo en criterios ideológicos, o sea no fundada, o insuficientemente fundada en adecuados análisis teóricos. Ello es lo habitual en nuestro medio.
Nadie podrá sostener que existe, en la realidad nuestra y aún regional americana, un análisis teórico adecuado, una comprensión conceptual suficiente, ni mucho menos. Esta comprobación es extensible, por otra parte, al conjunto de la realidad. La teoría se halla en una etapa sólo inicial de desarrollo. Sin embargo desde hace muchos decenios se combate, se lucha. Esta comprobación no debe conducir al desdén de la importancia fundamental del trabajo teórico…
A la pregunta formulada antes cabe responder entonces: lo prioritario es la práctica, pero la condición de eficacia de ésta radica en el conocimiento lo más riguroso posible de la realidad.
En una realidad como la nuestra, la formación social de nuestro país, el desarrollo teórico tiene que partir, como en todas partes, de un conjunto de conceptos teóricos eficaces, operando sobre una masa lo más amplia posible de datos, que constituya la materia prima de la práctica teórica.
Los datos por sí solos, tomados aisladamente, sin un tratamiento conceptual adecuado, no dan razón de la realidad. Simplemente adornan y disimulan las ideologías a cuyo servicio se funcionalizan aquellos datos.
Los conceptos abstractos, en sí mismos, sin encajar en una base informativa adecuada, no aportan tampoco conocimiento de las realidades.
El trabajo en el campo teórico que se desarrolla en nuestro país fluctúa habitualmente entre ambos extremos erróneos.